Después de Lola de Verónica García Rodríguez

Lola y yo nos dimos vuelta para iniciar la partida. No podíamos explicarnos cómo era posible la existencia de esos canales de agua en medio de edificios viejos, en un lugar donde deberían estar los rieles de un tren o el paso de un subterráneo. El agua que cubría nuestros tobillos, poco a poco, fue bajando hasta descubrir las plantas de nuestros pies desnudos.

      Una estampida de tacones y cabelleras teñidas asomó precipitadamente de una esquina. Venía hacia nosotras. Los ojos nos gritaban al vernos. Lola y yo nos detuvimos. Nuestros pies aún mojados. Las mujeres corrían despavoridas. Detrás de ellas, pronto vimos aparecer entre el polvo una camioneta con grandes faros en el techo y tumbaburros al frente, cadenas y otros artefactos que no reconocí. Se detuvo. De ella bajaron hombres de piernas gruesas y velludas con sombreros de caza, binoculares y grandes rifles. Venían tras ellas.

      Se escuchaban gritos oscuros de labios pintados.

      Uno de los hombres alcanzó a una, yo me fijé en ella, casi niña con el cabello en bucles que se enredaron en la mano del cazador. La niña gritó, pataleó. Clavó sus uñas varias veces en el hombre tratando de escapar, pero otro cazador apuntó su cañón al cuello. La pequeña se desplomó contra la tierra.

      Había que salir de ahí. Lola me tomó de la mano y comenzamos a caminar siguiendo con la mirada nerviosa nuestros pies descalzos. Pero, nuestra mirada nos traicionó, en algún momento la levantamos y dimos con un tipo que todavía estaba en la camioneta. Sus ojos nos indicaron que debíamos correr. Corrimos. Corrimos con todas nuestras fuerzas. Lola corría delante mío, podía ver sus pies enlodados y sus nalgas descubiertas por el bikini que escogimos juntas para este viaje.

      El cazador corría detrás de nosotras sin decir palabra.

      Seguimos corriendo, tratamos de escondernos dando vueltas aquí y allá, pero el hombre, siempre al acecho, si había que esperar, esperaba; si había que correr, corría. El viento parecía estar a su favor. Lola y yo por momentos nos mirábamos en silencio. Nos tomábamos de la mano, pero el movimiento de nuestros cuerpos nos impedía seguir juntas. El cansancio se apoderó de mí, creo que también de Lola. Ella bajó su carrera.

      No me di cuenta en que momento la dejé. Yo seguí corriendo sola, me metí en la primera puerta abierta. Era un baño público. Sin pensarlo, entré a uno de los cubículos y me subí en el asiento. Me aferré a mis piernas con alguna esperanza.

      Entre la rendija de la puerta de madera, por momentos, miraba el mural que cubría la pared de enfrente. Alcanzaba a ver una mano que parecía de ángel, con la palma hacia arriba, y el rastro de un cuerpo que cubrían algunos colores gastados por el tiempo.

      Escuché unos pasos. Una respiración agitada. Sin moverme, por entre la rendija, pude ver parte de un cabello negro revuelto sobre una espalda desnuda, se movía de un lado a otro, unas nalgas descubiertas, parecía Lola. Era Lola.

      Un disparo.

      Su cuerpo se impactó contra el mural. El proyectil reventó sus pulmones. Su cabello se tiñó de sangre. Vi la mano de Lola abrirse sobre aquella mano pintada en la pared, tomar impulso y darse la vuelta. Su rostro quedó justo en dirección a mí. Pude ver su sonrisa, mientras su cuerpo caía resbalando su espalda contra la pared. Por unos segundos, Lola sostuvo su mirada y la palma de su mano derecha hacia el cielo.

      Yo no podía hablar ni moverme. Me aferré con mis brazos a mis piernas sin esperanza y clavé mi rostro entre ellas.

      Cuando el silencio inundó aquel baño público, levanté mi rostro, solté mis piernas gruesas y velludas. Bajé de aquel asiento, abrí la puerta del cubículo de baño y vi el cuerpo de una mujer tirado en el piso, aún con sus ojos abiertos. Parecía que me miraba. Caminé, pasé sobre ella con mis botas, arreglé mi sombrero, tomé mi rifle, corté cartucho y salí de aquel lugar.

Cuento publicado en el libro Vestido Rojo y sin tacones, Ayuntamiento de Mérida, 2008.

Verónica García Rodríguez
Nació en Mérida, Yucatán el 3 de enero de 1978. Licenciada en Educación Secundaria con la especialidad en Español por la Escuela Normal Superior de Yucatán y Maestra en Cultura y Literatura Contemporánea de Hispanoamérica por la Universidad Modelo. Diplomada en Competencia Lectora: un Enfoque para la Vida y el Aula (Tecnológico de Monterrey, 2013); Investigación Literaria con enfoque de estudios culturales (Univ. Modelo, 2008); Periodismo, protocolo y Literatura (IECY, 2004-2005) y Literatura y Crítica Literaria (ICY-Santillana, 2002-2003). Actualmente, estudia el Doctorado en Ciencias Filosóficas en la Universidad de la Habana. Narradora, poeta y editora. Ha recibido el Premio Estatal de Cuento Corto El espíritu de las Letras (2015); el Segundo Lugar del Premio Nacional de Cuento Jesús Amaro Gamboa (2005); el Premio Estatal de Poesía Joven Jorge Lara (2005) y la beca del Programa Creadores del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Yucatán (FOECAY- 2004). Becaria en dos ocasiones del Programa de Fomento y Coinversiones Culturales del Fondo para la Cultura y las Artes en 2006 y 2016, la primera por su proyecto Palabra Viva (2005-2008) para mujeres internas, jóvenes acusados de delitos violentos y enfermos de VIH y SIDA internos en el Cereso de Mérida. La segunda, fue por el proyecto Ko’olelo’ob, migrantes del tiempo que tejió un puente de memoria a partir de la palabra entre hijas, madres y abuelas de cuatro comunidades mayas de Yucatán. Es presidenta de Zedík, A. C., miembro del Centro Yucateco de Escritores, A. C. y miembro distinguido del Colegio de Profesores de Educación Básica de Yucatán, A. C. por su labor educativa dirigida generar estrategias de fomento a la lectura con niños, como el proyecto Kanules del Mundo Maya (2012-2018) y públicos vulnerables. Titular la cápsula radiofónica A salto de página, en Grupo Rivas dentro del noticiero Arcadio en la Radio, un breve espacio dedicado al placer de la lectura (2013-2016). Ha participado como ponente y conferencista en diversos encuentros y coloquios nacionales e internacionales de escritores y de educación. Coordinadora fundadora de la Escuela de Creación Literaria del Centro Estatal de Bellas Artes y de su programa de formación (2008-2011), así como del programa Biblioteca Básica de Yucatán de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado de Yucatán (2009-2013) y de la Unidad Editorial de la misma Secretaría de 2013 a 2018. Creadora y organizadora del Foro Regional Educación y Cultura, con el tema En los espacios que habitamos en octubre de 2014 y La filosofía y la imaginación en las lenguas originarias de América en 2016; asimismo del Coloquio Internacional de Filosofía de la Ciencia y de las Grandes Ideas en octubre de 2015 y que en su emisión del 2017 llevó el subtítulo Cosmogonías de los pueblos vivos de América; y el Seminario Internacional de Periodismo que reúne a colaboradores del periódico Por Esto!, evento que se realiza desde 2015. Directora editorial del suplemento infantil MUNDOS del periódico Por Esto! (2016-2020) donde también publica artículos periódicamente. Entre sus publicaciones se encuentran Cartas a Sofía, epistolario filosófico para niños publicado por entregas en el periódico Por Esto!, el libro digital Ko’olelo’ob, migrantes del tiempo, hijas, madres y abuelas escribiendo la memoria (FONCA, SEGEY/2017), la colección infantil interactiva Kanules del Mundo maya (SEGEY/2012-2018), el libro de cuentos Vestido rojo y sin tacones (H. Ayuntamiento de Mérida/2008) y Memorias de mujeres en prisión y otros relatos (ICY, Zedík/2006), entre otros.