Publicada en noviembre del año 1934, Levadura es la narración de la vida de un idealista revolucionario que tuvo que sortear a la pobreza, la lucha social, la cárcel y el exilio; al menos, así nos lo va describiendo Rosendo Ayala, a lo largo de las páginas escritas por Carlos Duarte Moreno.
La historia comienza en La Habana, lugar donde en esas épocas era común que los perseguidos políticos de la Península de Yucatán encontraran asilo. En el primer apartado de la novela, la antigua ciudad cubana, se hace primordial, acaso, imponente en el alma de Rosendo.
“La tarde, femenina al fin, cambió de pronto; volvió oscuro su paisaje y dejó caer sobre la ciudad los finos caireles de la lluvia”, relata la voz lírica.
El autor, nos va introduciendo a los diversos pensamientos de los habitantes de aquellas tierras, de la oligarquía, del niño vendedor de periódicos; del cantinero, botiquero, y de las reuniones que solían realizar donde se hablaba de diversos temas.
Rosendo Ayala, al fin y al cabo, exiliado o más bien refugiado, conoce a Margarita, una mujer que trabajaba en un “prostíbulo” de mala muerte; ella, decide huir con él, vivir con él, aunque eso implicaría, con el tiempo, padecer de economía. Y es en la pasión de esta pareja, donde Carlos Duarte Moreno es capaz de transmitir, en los años treinta del siglo XX, una atracción sexual que finaliza en un acto íntimo, narrado sin el temor de los prejuicios morales de esa época.


Y cito: “En la cama, desnudos y amorosos se besaban con ingenuidad locuaz y bulliciosa como si ignorasen el pecado o quisieran olvidarlo momentáneamente. Él tomaba los brazos jóvenes y morenos de Margarita y los besaba con pasión triste, con devoción en pesadumbre, santificando aquellas carnes donde resbalaron los labios de otros hombres. En cada beso, ponía el alma y, mentalmente, se perdía por la enmarañada hilera de las suposiciones respecto a la vida de Margarita en el prostíbulo…”
Es también con ella, que Rosendo Ayala, recuerda a su hijo y el episodio de su vida en la cárcel. En esta parte de la novela, Duarte Moreno no es ajeno a las dolencias que los revolucionarios, simpatizantes del movimiento antiporfirista, vivieron en ese momento histórico de México; más adelante, el lector, también es testigo del pensamiento progresista del personaje, de sus ideales y que, a pesar de no estar viviendo en su patria –al momento de su narración-, recuerda con quienes luchó a favor de la Revolución, y, posteriormente, contra la oligarquía que tenía subyugada a su tierra natal.
Ya en las páginas finales, aparece un amigo de antaño de nombre Francisco. Es a través de este personaje como se van denunciando las vicisitudes de quienes apoyaron los movimientos electorales de los años posteriores a la Revolución. El autor de Levadura va destacando las arbitrariedades de los gobernantes; los compadrazgos, el abuso de autoridad, las influencias y el gasto desmedido de los representantes de la ley que en nombre de la Revolución se corrompían al llegar a poder.
Sin duda, una novela cuyos tópicos no están alejados de los tiempos contemporáneos; una historia tan actual cuya única diferencia es la época en que fue publicada en la imprenta Gamboa Guzmán, en la ciudad de Mérida.
Duarte Moreno, Carlos; Levadura; Primera edición, noviembre de 1934; Imprenta Gamboa Guzmán, Mérida, Yucatán, México
Responder