El 25 de septiembre 74% de la ciudadanía cubana de 16 años y más acudió voluntariamente al Referendo por el Código de las Familias. El 94.25% de las boletas resultó válida. De ellas, 66.87% tenía marcado “Sí”, mientras en el 33% apareció el “No”.
Los 24 números de Lectámbulos demostraron que sus colaboradores, de una u otra manera, echaron mano a la propuesta de la profesora y periodista cubana Isabel Moya de escribir empleando la “letra con género”.
Navegando por la Covid-19, las resilientes trabajadoras cubanas contribuyeron a mantener abiertos los comercios, los bancos, las finanzas, las industrias, la telefonía, los medios de comunicación, la educación, la administración pública, el sistema jurídico, la salud y los centros de investigación.
“¡Las cubanas son santas! Nos salvaron del bicho, mientras hacían todo en casa". “Las mujeres nos controlan incluso en nuestros trabajos. ¿Qué más quieren? "
Desde 1959 se creó un programa integral para que ellas ejercieran todos sus derechos y deberes como ciudadanas plenas, propósito que estuvo presente en todos los sectores económicos, políticos, legales, sociales y culturales que la Revolución fue transformando.
Brookings imaginó las relaciones entre Cuba y EEUU según la lógica del poder de este último país... La unilateralidad se tradujo en perseguir los intereses de EEU.
Los comunicadores tienen que desprenderse de las concepciones patriarcales que practican consciente e inconscientemente, de manera que adviertan con su pensamiento crítico a la población cubana de cuáles son los obstáculos que frenan las relaciones de género y cómo entre todos podemos desterrarlos.
“La guerra que los norteamericanos pensaron que luchaban contra el Talibán, no era la guerra que los aliados afganos peleaban. Esto hizo que la guerra de EEUU, como cualquier otra aventura neocolonial similar, estuviera condenada desde su inicio”.
El presidente de EEUU condenó a Cuba como un “estado fallido” que provocó “el estallido social” del domingo 11 de julio. Dijo estar dispuesto a despachar vacunas a Cuba sólo a través de una organización internacional que asegure administrarlas a la población. Mantuvo así las puertas abiertas para un “corredor humanitario” que desembocaría en un “cambio de régimen”. Omitió el siempre presente bloqueo.