El paradigma de lo precario en la tecnología vernácula

Vivienda vernácula maya realizada con bajareque, (foto de autor)

Habitamos un mundo dominado por la tecnología, en el cual como seres humanos pensantes tratamos de entenderlo y modificarlo para hacerlo más confortable. Donde la ciencia pareciera quedar relegada únicamente a personas que suponemos se encuentran en laboratorios tratando de inventar o descubrir lo siguiente más nuevo. A lo cual habríamos de referirnos a Bunge (1989: 9):”la ciencia (conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y falible) como actividad; como investigación, pertenece a la vida social; en cuanto se le aplica al mejoramiento de nuestro medio natural y artificial, a la invención y manufactura de bienes materiales y culturales la ciencia se convierte en tecnología”. Aclararemos la diferencia entre técnica y tecnología, siendo el eje rector que nos acompañe hacia descubrir su utilidad para una manera diferente de percibir la arquitectura vernácula.

La técnica se define como el procedimiento o conjunto de procedimientos que tienen como objetivo obtener un resultado determinado, también pueden ser los procedimientos puestos en práctica al realizar una actividad, la cual surge de su relación con el medio y se caracteriza por ser consciente, reflexiva e inventiva y fundamentalmente individual. (Gay,2002) Podemos señalar que una técnica sería el procedimiento de construir adecuadamente una vivienda de tierra, de piedra, de block o algún nuevo material de características idóneas.

Por otra parte, la tecnología definida como conjunto de conocimientos, instrumentos y procedimientos propios de una técnica, nos permite analizar la manera en que determinados problemas que plantea la sociedad y busca la solución relacionando la técnica, con la ciencia y con la estructura económica y sociocultural del medio en el cual está inmerso. (Gay,2002). Dentro de lo cotidiano que podría ser para los arquitectos esta idea; siempre se busca en esta profesión solucionar problemas, específicos  y enfocados en la búsqueda de tecnologías útiles y adecuadas para las personas y determinados por su entorno sociocultural y ambiental. La tecnología integra técnicas con conocimientos científicos, valores culturales y formas organizativas de la sociedad, siguiendo tres ejes principales: la fiabilidad, la economía y la aceptabilidad.

El proyecto arquitectónico debe sintetizar una estrategia basada en incluir y responder adecuadamente a todas las variables posibles; sean sociales (usuario, recursos, aspiraciones, etc.) como materiales (materiales de construcción, clima, contexto, etc.) esta estrategia se desdobla probablemente con varios hilos y canales, entre los cuales uno debe ser el idóneo que conlleve a desarrollar físicamente y edificar la propuesta utilizando las técnicas y la tecnología correcta. Esta sería la que ayude a proveer las necesidades básicas de la humanidad y desarrollar en plenitud todas sus capacidades, empleando los recursos disponibles, de manera que no conduzcan a la explotación o sojuzgamiento del hombre ni a la destrucción de la naturaleza. (Berreta 1987)

Sugerimos de ejemplo la vivienda, como un ideal el cual debe otorgar funcionalidad, seguridad, protección e higiene y confort para quienes la habitan, pero estas características a veces las relacionamos de una manera directa y contundente con los materiales usados en su construcción. Han sido muchas las hipótesis, las ideas y muchas las falsas informaciones diciendo cuales son “buenos o malos” según sea el uso.

Materiales como la piedra, la tierra, inclusive algún tipo de madera de árboles endémicos, pueden ser calificados como “malos” para su uso, sobre todo en sistemas constructivos no convencionales, esto ha sido un lugar común para mucha de la edificación contemporánea local,  que consiente y enfoca sus caminos únicamente a lo que el mercado marca como opción viable.

Al referirnos a estos materiales y sistemas constructivos, y a este desconocimiento e ignorancia científica que deriva en lo que para muchos consideran como arquitecturas empíricas, manufacturas autóctonas o construcciones pobres, debemos esclarecer mediante sus características las afirmaciones de valor dichas. Aludimos y ejemplificamos con el sistema constructivo de la vivienda vernácula maya, en específico el bajareque.

Definiremos un sistema constructivo como:“una unidad heterogénea formada por personas, medios, materiales y conocimientos de una determinada tecnología, que hace posible la realización del acto de construir en todas o la mayoría de sus fases”. (Salas,2000)

El sistema constructivo de bajareque se asocia lamentablemente a la vivienda precaria, o vivienda pobre de las comunidades rurales de la Península de Yucatán, Chiapas y algunas otras partes de Latinoamérica como Colombia, Venezuela (conocido como Bahareque) y en Perú (como Quincha). Dentro de sus características vernáculas está presente el uso de materiales locales en su totalidad (tierra, zacate, vegetación endémica, carrizo o bambú y cal), así como una eficiencia en la escala de fabricación con mano de obra del usuario o algún habitante de su comunidad que posee los conocimientos técnicos para su construcción y cuya funcionalidad  para la vida y el confort se ha perfeccionado con el tiempo. Conociendo estos antecedentes ¿Dónde radica el Problema? Diamond,(2007). Menciona que la tecnología  surge cuando determinada sociedad tiene una necesidad no satisfecha, cuando algún tipo de tecnología es generalmente tenida por insatisfactoria o limitada.

Atendiendo esta cuestión, no es la eficiencia de la tecnología o los materiales o la mano de obra, es la totalidad del sistema constructivo la que se desprecia por suponerla ineficiente, insegura, antihigiénica y sobre todo precaria. O porque algunos materiales se han sustituido por prefabricados, incorporando otras tecnologías de manera inadecuada e incompatible.

Todo este conocimiento en manos de un arquitecto debería transformarse en una verdadera propuesta tecnológica de vivienda, enfatizando en la mejora del uso y eficiencia de los materiales, de los procesos constructivos y la mano de obra especializada, como también en la totalidad del proyecto arquitectónico. Se puede edificar vivienda con el uso de bajareque o con una mezcla de tecnologías convencionales y bajareque, y la vivienda considerada precaria se atiende (además del diseño arquitectónico) en sus técnicas y procesos constructivos que la renuevan tecnológicamente y por lo tanto la mejoran

Haciendo referencia a esta tecnología apropiada y apropiable como un buen punto de partida hacia la solución de una parte de este problema tecnológico; González (2000) propone sus características idóneas:

  • Que garantice la superación objetiva del productor y usuario
  • Que tenga una generación de modelos atendiendo el uso eficiente y técnico de los materiales, los procesos, la geometría y el cálculo.
  • Esta tecnología debe ser captada y practicada con información específica; pero a la vez estimular la comprensión y creatividad de acuerdo a la experiencia.
  • Que Trate de integrar trabajo artesanal y materiales regionales junto a métodos de prefabricación en sitio.
  • Que sea una producción sistematizada y optimizada de los recursos materiales.

Se han podido realizar y se han creado tecnologías y sistemas constructivos bajo estos criterios, en algunos casos retomando lo vernáculo y mejorándolo, pero son poco conocidos y por lo tanto poco utilizados, pero dando buenos resultados como una arquitectura visualmente atractiva y contemporánea.

Así como el bajareque, existen otros sistemas constructivos y materiales que intentan sobrevivir o han sido olvidados por la arquitectura convencional, pero reinsertándose a manera de moda como tecnologías “Ecofriendly”, “ecológicas” o “sustentables” y en algunos casos como algo exógeno. Se puede retomar el uso de estas tecnologías con base en su economía; siendo el bajareque más económico que lo convencional (como los muros de concreto armado, o block), su fiabilidad demostrando resistir (con cierto mantenimiento adecuado) lo mismo que un sistema constructivo convencional, solo falta la aceptabilidad que pueda tener; y dependerá en gran medida del arquitecto y su propuesta de uso tanto en el diseño.

Asumimos que la tecnología nos llegó de pronto y no valoramos lo que existe desde antes, exhibiendo prejuicios con la tecnología adecuada porque se le asocia con maneras o técnicas inferiores, primitivas o atrasadas de hacer las cosas, pero se puede demostrar a pequeña escala que existen alternativas, de uso intensivo de mano de obra, de conservación y manejo de recursos materiales (naturales) que se pueden oponer a la tecnología convencional y que obtienen mejores resultados.

Algo casi olvidado como el uso de la pintura a la cal, siendo antes el mejor material para pintar económicamente, es ahora un referente en algunos lugares por mostrar cómo ha funcionado incluso como desinfectante, mejorando la higiene y salubridad en la arquitectura, actualmente esta pintura se ha mejorado, incluso se fabrica y promociona como una tecnología de última generación.

Démosle la oportunidad a los materiales, sistemas constructivos y las tecnologías vernáculas, algunas ya renovadas, de exponer, construir y romper ese paradigma de lo precario y percibir a la Arquitectura desde la perspectiva que nos muestre una gran variedad de oportunidades y variables nuevas que se tengan para incluir en el construir para el habitar diario.

Vivienda vernácula maya realizada con bajareque, (foto de autor)
Bajareque utilizado en la vivienda vernácula maya (foto de autor)
Bajareque tecnificado utilizado en proyecto de vivienda Arq. Marcelo Cortez. (foto: www.marcelocortez.cl)
Gonzalo Coral
Arquitecto y Maestría en Arquitectura por la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán. 2004 y 2010 Profesor de la Facultad de Arquitectura de la UADY de 2011 al 2017, de la Universidad Vizcaya de las América, del Centro Universitario de Valladolid (CUV) y la Universidad de Yucatán (UNY). Arquitecto responsable de los proyectos de Restauración de catorce edificios religiosos patrimoniales en el Estado de México derrumbados por el sismo de 2017. Asesor en dos proyectos sociales de vivienda en comunidades rurales sobre autoconstrucción asistida (en PLANCHAC 2015 Vivienda Popular como unidad doméstica sustentable; Medio ambiente y cultura) y Construcción de vivienda vernácula (en Tahdziú 2005). Y como Investigador asociado en el área de Seguridad en la construcción en los conjuntos de vivienda en serie del proyecto CONAVI – CONACYT clave 236282 y clave SISTPROY UADY 2015001. (2015 – 2016) Arquitecto copartícipe en la reconstrucción de viviendas destruidas por el sismo de 2017 en localidades de Chiapas, coordinando a estudiantes de Arquitectura participantes. Docente de las asignaturas de taller de materiales, Restauración, Taller de Proyectos y Teoría e historia de la arquitectura regional, Diseño Bioclimático, Así como de diversos cursos de materiales y sistemas constructivos, Técnicas de restauración y Autoconstrucción asistida de vivienda. Actualmente investigador sobre eficiencia en el uso de materiales entre los que destacan la madera, la tierra, la piedra y otros materiales naturales, así como la realización de proyectos arquitectónicos de vivienda.