Fronteras ¿Qué significan y cómo se relacionan con la salud?

La vida está llena de fronteras, asumidas como límites, barreras, márgenes, entre otras acepciones. En la presente reflexión las fronteras serán entendidas esencialmente como límites psicológicos que tanto tienen que ver con la comunicación y las relaciones interpersonales, pero se hará alguna referencia a las fronteras físicas.

De un país a otros existen fronteras que delimitan un territorio, generándose un grupo de características en las personas que conforman esos territorios respecto al otro con quien se colinda. Generalmente las personas que viven cerca de esas fronteras, tienen rasgos semejantes por la cercanía de sus entornos, aunque pertenezcan a países diferentes.

En muchas fronteras de diversos continentes se viven tragedias, violencias que generan conflictos territoriales, relacionadas principalmente con lo material, los recursos naturales, el poder y la necesidad de dominar casi siempre por la fuerza, para ganar el espacio en litigio y predominar, sometiendo un país a otro. 

En un mismo país los territorios se dividen por estados, provincias, entre otras denominaciones y ocurre algo semejante en cuanto a los rasgos y las características de sus habitantes, pues la referencia se asocia a límites o barreras físicas.

En el caso Cuba las divisiones territoriales son denominadas provincias y de igual manera en la medida que las personas colindan con esos límites físicos, comparten costumbres parecidas, rasgos, formas de hablar, entre otras.

Sin embargo, cuando de límites psicológicos se trata, es preciso entender que existen, aunque no se vean y también tienen que ver con los espacios. Digamos que en una casa hay tres dormitorios; uno para la madre y el padre, otro para el hijo y el otro para la abuela, cada uno de esos espacios corresponde a esas personas y entre las normas de convivencia cada uno sabe que debe tocar la puerta antes de entrar al dormitorio del otro y que no cumplir esa norma es transgredir la privacidad del otro. Esos límites son físicos, pero tienen una implicación en las relaciones en cuanto al respeto recíproco.

Cuando se produce un intercambio familiar, seguimos con la misma familia, en el espacio de la cena y el hijo pone música alta, seguramente los demás considerarán que él transgredió sus límites, pues en ese espacio, se tiene como norma, el encuentro entre todos para intercambiar afectos, información, gestos, miradas, aprendizajes relacionadas con la actividad que comparten, por lo que poner música alta rompe con lo pautado, en ese caso se traspasan los límites siendo irrespetuosa la acción del adolescente.

Se rompen los límites, en este caso de la confianza cuando se miente a la pareja o a la persona que nos deposita lealtad, cuando se va a una consulta médica y no se pide permiso para entrar. Cuando se habla alto en un ómnibus, en fin, cuando se viola una norma, las que generalmente son construidas colectivamente, se heredan y trasmiten de generación en generación.

Los límites son muy importantes para conservar la salud individual y colectiva. Ellos constituyen un recurso especial del respeto entre los seres humanos. Aprender y conocer cuáles son nuestros límites en cada espacio en el que interactuamos con otro, es vital para mantener la armonía y las dinámicas saludables en el marco de las relaciones interpersonales.

Existen cualidades como el altruismo que merecen un comentario, pues se refiere a aquellas personas que no tienen fronteras para hacer el bien, que ponen a disposición de otros todo lo que tienen, sin escatimar nada, que brindan su solidaridad, sus conocimientos, que se sienten comprometidos con quienes los necesitan. Muestras de altruismo han dado muchos médicos, profesores, bomberos, entre otros profesionales.

A veces el idioma actúa como una barrera en la comunicación entre personas y eso limita que se puedan realizar determinadas acciones comunes, precisando de un traductor para avanzar en el propósito que los une.

Cuando se quiere establecer un diálogo entre varias personas, se organizan las sillas de manera tal que todos se puedan mirar las caras, de esa manera existirá la posibilidad para intercambiar, todos tendrán las mismas posibilidades para opinar y estarán en la igualdad de posición para hacerlo.

Volvamos a la familia, donde comienza la educación y transmisión de normas, al principio es más difícil con los/as niños/as, pero poco a poco van aprendiendo, siempre y cuando todas y todos en el hogar hablen “el mismo idioma”; esto significa se mantengan las normas tal y como se consensuaron y transmitieron, pues si no se actúa coherentemente los más pequeños no lograrán aprender ni interiorizar las enseñanzas correspondientes al comportamiento social.

Cada espacio de interacción tiene sus límites, la escuela, los hospitales, el cine, el teatro, los aviones y cualquier otro tipo de transporte. A partir del desarrollo de las diferentes civilizaciones por las que ha transitado la humanidad, se han concebido normas diversas que favorecen el comportamiento social.

En una vecindad las fronteras entre una casa y otra pueden estar visualizadas por una cerca, una reja, un portón, un jardín. Entre un barrio y otro puede ser un río, una línea de tren. En una provincia pueden ser cierto tipo de vegetación, un monumento que marque y divida el comienzo y fin de un territorio respecto a otro.

Otra arista de la palabra frontera relacionado con la salud, tiene que ver con las autolimitaciones. Algunas personas se ponen barreras así mismas, se auto valoran negativamente para asumir, por ejemplo, determinada actividad (estudiar en la universidad) y se frenan, generan una frontera que no se atreven a cruzar, ni a transgredir. Esas personas se autolimitan y su desarrollo se ve obstaculizado por ellos mismos, no son emprendedoras y se dañan porque no prueban sus capacidades, ni se arriesgan para alcanzar metas más altas, no salen de su zona de confort.

Las fronteras, los límites, las barreras, pueden ser recurso para organizar, ordenar la convivencia y la comunicación, si lo analizamos desde esta mirada será un recurso saludable, una herramienta para el diálogo, pero pueden ser instrumentos generadores de conflictos. Por eso, siempre será mejor utilizarlos para mantener relaciones saludables.

Natividad Guerrero Borrego
Es Licenciada en Psicología, Master en Sexología, Doctora en Ciencias Psicológicas, Profesora Titular e Investigadora. Es autora de varios libros y numerosos artículos en revistas cubanas y algunas extranjeras. Es miembro de la Comisión de Grados Científicos de Salud Pública y de varias Asociaciones Científicas cubanas. Actualmente conduce una sección fija sobre orientación psicológica y sexológica de la Emisora Habana Radio, de la Oficina del Historiador de La Habana. Dirigió por muchos años el Centro de Estudios sobre la Juventud (CESJ), perteneciente a la Unión de Jóvenes Comunistas de Cuba, fue jefa del Departamento de investigación y Docencia del Centro Nacional de Educación Sexual CENESEX, donde se desempeña en la actualidad como especialista de esa institución, abanderada de la inclusión social en Cuba. Es miembro de varias Asociaciones Científicas (Psicología, Pediatría, SOCUMES y SOCUDEF). Ha recibido varios reconocimientos, entre ellos, la Orden “Carlos J. Finlay”, otorgada por el Consejo de Estado de la República de Cuba y Reconocimiento especial “Ángel Custodio Arce” otorgado por la Cátedra de Género, Salud y Educación Sexual de la Universidad de Ciencias Pedagógicas de la Habana.