Cuba y su nueva normalidad

Las autoridades cubanas han venido anunciando, de a poco, el retorno, pausado y gradual, a una nueva normalidad en diferentes regiones del país, tras haber superado el momento más crudo de la pandemia del COVID-19 y reportarse una situación estable, no sin señales, a escasos días del cierre del año, de un aumento de las personas diagnosticadas con la enfermedad.

La apertura de las fronteras y el arribo progresivo de cubanos residentes en el país que habían quedado varados en el exterior, así como la llegada de turistas al archipiélago, han incrementado los números de personas con la enfermedad.

En estos momentos no hay provincia cubana que no reporte, al día, algún caso de persona con el COVID-19, y aunque casi todos los territorios transcurren por la fase de la nueva normalidad, aún otros, como La Habana, la capital, siguen en el último escalón de la fase recuperativa.

Por ello, muchos de quienes viven en los territorios aún en algunas de las fases, tienen la mira puesta en regresar a lo que ya la vox populi define como una nueva normalidad, partiendo del principio de no retroceder un ápice en lo alcanzado, evitar rebrotes y reducir los riesgos y la vulnerabilidad de los ciudadanos ante la enfermedad, habida cuenta que muchas actividades nunca volverán a ser como antes.

Para ello algunas decisiones de los últimos meses quedarán por mucho tiempo. El distanciamiento físico, la desinfección de las manos con soluciones cloradas y el uso de mascarillas serán procedimientos obligatorios en unidades asistenciales de salud e instalaciones que albergan a sectores de riesgo, así como en centros de trabajo y cualquier otro espacio público.

De los 13 ámbitos en los que se aplican las nuevas acciones, el del Turismo es quizá el de mayor complejidad y preocupación para la sociedad, pues por un lado se necesita el dinero fresco que proviene de ese sector, motor de la economía, y por el otro, siguen latentes los peligros de contagios ante la llegada masiva de extranjeros provenientes de zonas de alto riesgo, como Europa.

El concepto es aprovechar lo que pueda aportar esa industria sin poner en peligro al resto de los habitantes.

En el caso de Estados Unidos, la mayoría de quienes llegaron desde allá, donde existe una amplia comunidad cubana, se trasladó hacia para acá para pasar las navidades y el fin de año.

Todo visitante que arriba a Cuba está siendo sometido a una prueba de PCR en el propio aeropuerto para descartar la presencia del virus y es objeto de seguimiento en los lugares donde declara que va a residir, ya bien en hoteles, casas de renta o las viviendas familiares, con la realización de un segundo PCR a los cinco días de haber llegado y las visitas constantes de las autoridades de salud. Ello lo obliga a estar confinado dentro del espacio donde residirá, sin tener contacto con otras personas hasta tanto se conozca el resultado y la violación de lo establecido puede significar una multa superior a los 2000 pesos cubanos.

La nueva normalidad en Cuba ha incluido medidas para el comercio exterior, la inversión extranjera, los sistemas de Educación y Salud Pública, la Cultura y el Deporte, la economía, así como otras relacionadas con el trabajo privado, que fue uno de los más afectados con el cierre de las fronteras, pues casas de rentas y restaurantes quedaron al pairo sin sus habituales clientes.

Cuba inició su lento retorno a una etapa que está siendo en extremo compleja, llena de desafíos e incertidumbres y a la espera de que los tiempos por llegar puedan ser menos tensos que los últimos meses vividos por culpa del COVID-19.

Ahora, a la compleja situación, se suma que, desde este primero de enero, empieza aquí lo que se ha denominado Tarea Ordenamiento, que en una rápida mirada puede resumirse en varios aspectos esenciales.

Con el nuevo año desaparece en el país la dualidad monetaria y cambiaria, por lo que sólo circulará una moneda para todas las operaciones dentro de la nación: el peso cubano.

A partir de este primero de enero se elimina la circulación legal del CUC y se establece una tasa de cambio única de 24 CUP por un dólar. Desde esa fecha quedaron suprimidos los subsidios excesivos y gratuidades indebidas, y habrá una modificación en la distribución de los ingresos, con un salario mínimo de 2100 pesos y un incremento de los ingresos para los jubilados y pensionados.

Entre las medidas, algunas han levantado muchas preocupaciones entre los ciudadanos, como es la nueva tarifa eléctrica que se incrementa en cinco veces, así como el costo del combustible doméstico y los precios para la conexión a Internet.

Ante las reacciones de las personas, sobre todo en las redes sociales, el propio presidente de la República, Miguel Díaz-Canel, salió al paso a la ola creciente de criterios e insatisfacciones con la tarifa eléctrica anunciada, que comenzaría a cobrarse en enero.

En un largo discurso en la clausura de la Asamblea Nacional de Poder Popular el pasado 17 de diciembre, el mandatario señaló que la Revolución insiste en su firme propósito de que nadie quedará desamparado.

«Lo que sí podemos afirmar categóricamente es que no se trata de una política de terapia de choque, ni de “corralitos” financieros, como algunos insisten en proyectar. Se revisará lo que haya que revisar y se corregirá lo que deba y pueda ser corregido».

Y al parecer con esa frase, muy aplaudida en el plenario del Palacio de Convenciones, regresó la calma a la mayoría de sus conciudadanos, preocupados con que esa nueva normalidad, ya no asociada solamente a la COVID-19, puede significar más tensiones a la vida cotidiana, marcada por un año extremadamente difícil, donde se recrudeció el cerco de Estados Unidos a la Isla. Todo augura otros doce meses no exentos de dificultades y obstáculos que sortear.

Los próximos días serán decisivos en el camino que emprenderá Cuba de cara al 2021. El tiempo dará respuesta.

Pelayo Terry Cuervo es Licenciado en Periodismo y Máster en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de La Habana. Fue Corresponsal de Guerra en Etiopía entre 1988 y 1989. Reportero y Corresponsal Jefe en La Habana de la Agencia de Información Nacional (actualmente Agencia Cubana de Noticias), subdirector del semanario Tribuna de La Habana (1997-2000), subdirector del diario Juventud Rebelde (2000-2009), Director de Juventud Rebelde (2009-2013) y Director del diario Granma (2013-2017). Actualmente es editor del sitio web Cubaperiodistas, de la Unión de Periodistas de Cuba. Ha sido conferencista y tribunal de tesis en la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y presidente y miembro de varios jurados de la UPEC, entre ellos el Nacional de Periodismo José Martí, por la obra de la vida, el Juan Gualberto Gómez, por la obra del año, y el Premio Nacional de Periodismo 26 de Julio, del cual ha sido presidente en los dos últimos años. Fue premiado en varios concursos periodísticos en Cuba y consultor en temas de Periodismo y Comunicación. Fue colaborador de los diarios Por Esto! (diciembre 2017-junio 2020) en el tratamiento del tema Cuba, tanto en reportes informativos como en artículos de Opinión.