El 2020 nos llevó hacia un proceso acelerado de aprender y utilizar las cuestiones digitales como elementos de la vida cotidiana, hemos asimilado convivir con la pandemia y todo lo que eso conlleva en nuestros nuevos procesos de pensar y hacer actividades, y por lo tanto en la necesidad de crear nuevos espacios.
Se nos plantea desde la perspectiva urbano-arquitectónica construir un nuevo imaginario, nuevas hipótesis, ideas y planteamientos, ya que estamos en la etapa de transición hacia las decisiones inmediatas sobre las nuevas formas, normas y normalidades.
Durante los años 50 en México se tomó como una referencia los interiores de las residencias y los escenarios de las películas de El Santo, el enmascarado de plata, para la nueva manera de diseñar y construir los interiores de muchas viviendas en años posteriores, esto se convirtió en una normalidad en el diseño arquitectónico. Cabe señalar también la importante influencia del movimiento moderno que fue predominante en ese momento, tanto en el país como en los escenarios mundiales.
Esta normalidad de adquirir un tipo de arquitectura debido a la influencia de alguien o alguna corriente mediática ha sido el proceso lógico y hasta cierto punto normal sobre las nuevas tendencias en el diseño y la construcción.
El actual estilo de vida y rutina diaria en cuarentena por pandemia va adquiriendo un carácter de normal, se puede considerar como una posible alternativa hacia el futuro ya que supone cómo enseñar y aprender de forma más objetiva y segura, desde el aspecto del uso del espacio ya diseñado y construido para estos nuevos hábitos y costumbres. Incluso los nuevos modelos y diseños de mobiliario se establecen como elementos prioritarios de transición entre los espacios existentes hacia una nueva normalidad.
Esta se verá reflejada en algunos aspectos de los cuales algunos se enumeran a continuación, aclarando que es una representación un tanto general a lo que físicamente debe contenerse en consideración de manera regional y local. Ante las cuestiones sociales y urbano-arquitectónicas que detonan muchos aspectos de la vida cotidiana hacia el futuro inmediato.
1. Replantearse la idea de la casa–hogar–trabajo en un mismo espacio.
Desde encontrar el sitio idóneo con luz natural y ventilación que permita desarrollarse de manera tranquila y eficiente para el trabajo hasta las mejoras y fondos virtuales que son visibles para todos a través de las videoconferencias. ¿Cómo logro profesionalizar el trabajo desde mi hogar? Que no sólo sea la mesa del comedor con todo el movimiento familiar de fondo lo que se refleje como un espacio profesional y pueda proyectar lo pertinente, sin perder la idea central que este espacio y este escenario es una vivienda.
2. ¿Densificar la ciudad?
Será importante trazar este nuevo paradigma, la necesidad de suponer que concentrarnos a todos en ciudades cada vez más grandes y extensas sea la mejor opción, debemos ya considerar diversas maneras de descentralizar y mejorar las condiciones de habitabilidad en zonas rurales y áreas dispersas.
Por ahora se tienen que replantear ¿Qué pasará con las áreas comunes y espacios compartidos de las zonas habitacionales? De todos estos espacios antes requeridos y ahora poco usados por decreto.
3. Tener una nueva movilidad y nuevos tipos de transporte
Enfocados hacia una estructura completa y compleja que solventen las necesidades actuales además de las requeridas por las condicionantes de salud traspasadas actualmente, deben mejorarse en varios aspectos y considerar su uso de manera colectiva sin poner en riesgo a los usuarios, hacer los transportes públicos eficientes, y además mantener su viabilidad económica. La paradoja en la cual se encuentran nuestras ciudades es la inviabilidad de que todos usemos un vehículo propio, por cuestiones ambientales, políticas, económicas y sociales.
4. El nuevo uso de los espacios públicos o la nueva manera de usar estos espacios.
Ya sea con restricciones o prohibiciones para el bien común, y es en esta instancia donde un adecuado diseño urbano-arquitectónico implica mejoras y la creación de diversas opciones que no manifiesten un problema, sino que expongan varias posibilidades. Reflexionar sobre una nueva generación de espacios polivalentes, una manera de conciliar espacios de transición de lo individual hacia lo público sin perder la cuestión urbana.
5. La modificación de la normatividad y creación de una nueva reglamentación y normas.
Habrá que replantearse la modificación a los reglamentos y normas de construcción convirtiendo las nuevas tendencias urbano-arquitectónicas en probables leyes decretadas en estos reglamentos, desde los temas de instalaciones, áreas verdes, la calidad del aire al interior de los edificios ya sea de manera mecánica o natural, el uso de materiales idóneos y sobre todo aquellos espacios que se han considerado mínimos hasta el día de hoy sean verdaderamente idóneos y eficientes. Que se prioricen estas nuevas necesidades más allá de lo marcado por el reglamento como los mínimos.
Cuando termine la cuarentena, pero quizá no la pandemia, todo mundo querrá salir, ¿salir a qué? ¿Salir a dónde? ¿Estar con quiénes? ¿Cuántos? Y es hacia donde se dirige uno de estos planteamientos de nuevos usos de los mismos espacios y edificios, con respecto a la creación de nuevas tipologías arquitectónicas de rutinas y de diseños para áreas antes no existentes pero ahora necesarias.
Se quedaron planes y planos en pausa que ya no se retomarán de la misma manera, pero se proveerá continuidad porque el mundo y la arquitectura no se detienen y, desde lo individual hasta lo urbano y lo social, habremos de suponer cambios y nuevas manifestaciones de mejoras en sus aspectos más vulnerables.
¿Qué trama dirige esta nueva normalidad?
La normalidad como la entendemos actualmente surge como una herramienta de control político a partir de un criterio social o médico, esto con el afán de quien dirige, pueda llevar a la sociedad hacia una nueva área o sector específico (como en este caso el final de la pandemia), la ley forma parte de este control como un instrumento de normalización; dice Foncault. El criterio médico declina si estás sano o enfermo, si es el caso estar enfermo es posible revertir esa situación para hacerse productivo y valioso para la sociedad. Y así todo este juicio de normal o anormal responde a un criterio médico cuyo propósito es el de tener una sociedad sana donde el poder es la instancia a través de la visión médica.
La sociedad acepta el criterio y reconoce ese poder, lo adopta y cuando puede se convierte en parte de este instrumento de ejecución. Como ejemplo es el uso del cubrebocas; que es considerado como obligatorio aún sin saber si se está sano o enfermo; cuando alguien no lo usa es señalado y juzgado hasta usarlo.
Una nueva normalidad estará dada por esta política basada en la salud, siendo nosotros mismos los ejecutores de los que no se ajusten a estas normativas, desde los aspectos individuales hasta los que implican una cuestión arquitectónica o social y urbana.
Ante un ligero incierto en el futuro inmediato respecto a lo que podríamos considerar una nueva normalidad, debemos soñar que será mejor, que habremos podido mejorar muchos aspectos que hemos pospuesto por empuje o inercia social, que hemos aprendido de los errores sobre todo arquitectónicos, y que este deseo de mejorar lo normal aparece disfrazado en el aspecto manifiesto de un sueño, en lo efectivamente soñado.
“¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra, una ficción; y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son…”
Calderón de la Barca
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