I
Estoy a tiempo de vencer las huellas del rechazo las manchas de aire salino por las paredes el sin fin de memoria por las alas Porque el mar en su melancolía nocturna encuentra transparencia para hablar de lo eterno En mi orilla el arrecife se anubla y casi un basta acompaña mi paso en este intento de aniquilar un ángel Pero todo se vuelve castigo por influjo amoroso calor que aviva las pasiones y atrapa a quien persigue ser amado En este siglo que inventa serafines como en los cinco mil soles se renace una y otra vez y de hombres y leyendas me abastezco fortaleza contra dolientes piratas: otros ángeles marinos Escuchen es el mar -el mar de infinitas olas que baten los ojos abiertos al insomnio- quien lo ha dicho Ahora mismo no me atrevo a presagiar el final de la opresión o el ritual de sumergirse en busca de otra espada del arcángel tridente y victorioso que ahogo por temor de mantenerlo con un chantaje Un canto está en mis manos donde infieles simulan el secreto de la marea Vago en la inexistencia y he de caminar la playa suavemente y he de contar cada grano que moldeó nuestros cuerpos para convencerme del eclipse de su felicidad en otra aurora de mi obsesión irritada Que la vida sigue y el mar con todo y ángeles pirata lo advierte |
II
La condición es la nostalgia si no lo invocas el ángel no vuelve y en el infierno sobran voces
Lo sabes estamos malheridos mutilados carentes de aleteos sin hacer caso del psiquiatra y de quienes aseguran salva el odio Mira a punto de salir a un nuevo día tengo miedo «hierven en el pecho los demonios y temo que agosten la garganta o me llenen los ojos con sangre» Hoy en la primera luna de enero sé que celebras con magos y reyes y deambulas por estrados con el sonido propio del novicio enardecido Y.. temo el encuentro Entiende amo bajo el cielo en la desesperanza mía en tu resolución de otras naves equívocos y flaquezas en la abyección del pasado loza que fecundó huida y me aterra. En el adviento del basta otro barro argumento para eliminar el odio como elixir La semblanza obliga el mito -Que sacio el mar de colosos tutores de mi estepa |
El dolor ronda mis ojos aumenta la soledad provocando aletazos a la idea de coronas y tumbas
III
Al final ni siquiera el cansancio o la suma de los años y la espera menos la resignación por lo nunca comprendido Esta es la carta para el dolor lo sabes como que la guerra interna sigue cada infierno exceso de tu nombre. Tu luz se convirtió en astillas «Las astillas se barren y se camina el suelo inmaculado juran mi madre y la abuela de las píldoras para el insomnio» No existe medida para la incertidumbre para decir que todo termina con la ausencia del batir tus alas —La imagen perfora cada segundo pasado sabor de tu aliento por mi albedrío Insisto así que pasen los días insisto en lo demencial del yerro asumir responsabilidades y autoengaño. Mi niña ausente mi hombre víctima de abusos el sexo que tradujo fantasías incluso la mujer víctima de mi odio y hasta mis muertos anclan tus alas a mi apetito… Debo liberar lengua oído la falange nutricia respirar el canto del hombre enjaulado y al límite de la exclamación reafirmar que el dolor sobra para desgarrar un verbo esparciendo olores a quienes me complacían. |
IV
Se traducen victoria con sabor a iglesia los hombres que comparten mi obsesión y saben de soledad entre otras piernas
Está el puerto inseguro la ciudad de mi padre y abuelo gigantes muertos vivos en cada lágrima cubriendo las ojeras de esta mañana Y es sitio para decir al fin lo extraño que me hace falta el soplo de caricias arreglar la infancia doña abuela la piel en la solariega casa (herencia por mi madre) el barrio con el pasado familiar incluso el miedo al simio —que me arrastró cada cuarto— hasta la tía con sus rezos de mujer antigua . —Que bailen los ángeles digo y en cada evolución otro llanto incorregible. Nada consigue desmemoria las noches evitan en su abrazo aquel batir ardiente de mi historia prima y los amuletos de las once mil vírgenes —Que lo fui un día y me duró veinticinco lunas— Antes la música decía que espere el cambio el golpe al címbalo para recuperar tus alas Pero los jinetes de la planicie como el torero y la cigarra como la luz robada al cadáver de los cocuyos cantan el vacío que tengo Perder un ángel no es sólo ausencia es saber que está vivo quien me hace la muerte. |
V
Bailan por el malecón con tambores y trompetas para exterminar el rencoroso escrito del pasado los que sufren abandono
Ocurre en el margen de cada aliento de cada brisa por la rabia en sus caderas que buscan otra hondura Vienen con el traje nuevo agitando la máscara de la ciudad como amigos del soliloquio En la era expansionista se multiplican solitarios enfermos de búsqueda del útero que cobije raptos y designe pertenencia Impacientes saltan a los caminos de concreto se vuelcan euforia sudan hierven mezcla entre multitud de piel arribando tornasoles Frenéticos con ritmo dibujan el aire sensuales y sedientos reclaman travesía por los cielos y se cumple Estos días llenos de comparsas graban sal en la herida permanente abierta y seguirán danzando encuentros efímeros como hados con luz próxima ante mi voluntario desierto malecón sin cabellos de ángel recobrados en playa primitiva |
VI
Vivo horrorizada por la señal entre los obituarios.
Tal vez para una suerte confinada obscena en una colina de purgatorio donde no hay referencia alguna de leyes celestiales de la felicidad que veo habitan otras fuerzas esto es lo que surge: Es un verano esta mañana desde el cementerio es otra tierra otro cielo deslizando el canto de la noche Estás quieta Eva sobre las rocas silenciosas el viento dice viento y un tumulto plata se prolonga en mis sentidos bronce. Tengo un hogar donde el dolor no acaba y sé como adquirir felicidad pero también los océanos contaminados y las grietas en los pies por más tiempo dualidad de volición divina Toda distinción dentro del coro humano permanece fiera destructora así enferman los días el retrato de la juventud las fresas un monje el frío y la pasión la sombra salvaje la avidez del espíritu de luz la gente heroica un águila |
VII
Mi hombre dulce yo amo tus alas soy tu sombra la naturaleza de tus rodillas la oveja para un río sanguíneo lo que va a tu cabeza y explota en una larga estación que acumula sobrepeso a los pies Y luego soy el chantaje a la más alta felicidad una pequeña melodía para seguir rodando y eres el paisaje que me traga con trampas para retener mis heridas ¡Oh! Mi Serafín para llevar la humanidad a otra distante sé que olfateas a los malos espíritus padeces gravemente toda esencia que esposa y forjas hielo Pero sé que te amo tanto como la voz que brilla en un abismo se hace amar y atrae y jala hacia el fondo donde la tumba es roca sueño que al drama juega revelando hora a hora enfermiza vigilia Honro el rostro de otros poetas tu carne y nervios inhabitantes de la tierra que piso y bebo el sabor dulce y sonoro de tus alas |
VII
Los árboles la ronda con extranjeros por la avenida la belleza del sueño largo que persigo el verano —con todo y las aguas que se pintan muerte— libre de imaginar enfermedades prolongadas y costosas disipan juramento El verano con duelos honorables con principio sin sombras con rostros nativos sin repulsa de ignorancia agita mi cuerpo la imagen de mis testigos y las memorias Ahora el mundo incluye festejos otro siglo para mensajes divinos otro milenio capitulación tortura que se permite la gitanería y cabalga espacios sin propiedad orgullos decadentes Inmóvil tiemblo ebria por el suelo miro la ventana de lo conocido Nadie mueve una sonrisa y es apenas otro siglo pálido con las mismas costillas gastadas sofocantes en lo que titulan viejo amor ¡Ay! pesa la verdad la tristeza de las reflexiones que saborean el deseo el viaje diario para recordar la gota de cariño las sábanas revueltas al mediodía aquella dicha bailando disparates. Duele la defensa propia y los forasteros imaginando exuberancias en un alto de la calle con plegarias por mi cabeza. |
IX
Tú mujer esposa quieta sin niños en el silencio del tiempo largo ¿qué cantas a la historia y las selvas rápido más que la dulzura de las flores y los ritmos de mortales cuerpos templados en las aguas del arca? Cuando declaras a Dios soy la esposa enferma la pequeña que no escapa de ripios en el cráneo no hay melodía Y cantas porque tú vienes de tres eras frondosas estaciones derramadas en besos y amores. Tú bella feliz de amor que nunca adiós escribe elevas pasiones en el reflejo joven perpetuo atizas el fuego del subterráneo cerrado al olvido y no contestas ¿qué te mantiene en el sacrificio silente debajo del altar oprimiendo el ansia? Imagen de la virgen esposa ¿detuviste tu loca carrera hacia el hombre? ¿emprendes la huida de los sentidos? ¿es por eso el canto de alabanza que nutre a las otras criaturas? Todavía en lo cierto de la necesidad del frenesí salvaje en los oídos te muestras hermana mujer ángel del guerrero navegante del doncel rebelde en los valles de la Arcadia y sabes que la tierra y tú necesitan mitigar la certeza de la ponzoña de los pioneros citadinos de los misterios de la carne prieta mantener por siempre debajo de los árboles la melodía de quien ama el dichoso río oficiante del misterio para que el alma resista. |
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